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Nivel Inicial:

Identidad y Convivencia

 

Una responsabilidad significativa de la Educación Inicial es participar en ese proceso socializador, atravesado por orientaciones morales y construcción de identidades. El Jardín forma parte de una comunidad con expectativas de cierto comportamiento social, con valoraciones y prescripciones que, en ese contexto sociocultural, caracterizan lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo. Todas las instituciones educativas producen efectos formativos en este campo, por lo que es necesario revisar lo dicho y lo no dicho, lo que se practica y lo que se omite.

 

En este sentido, el área Identidad y convivencia recupera muchas de las preocupaciones cotidianas de los equipos docentes del Nivel Inicial para transformarlas en contenidos de enseñanza, con propósitos formativos específicos. En sus acciones y omisiones, en sus palabras y silencios, la experiencia del Jardín comunica expectativas sociales, concepciones morales y pautas de socialización. En consecuencia, no se trata de agregar un nuevo conjunto de tareas a la enseñanza, sino de revisar y reorientar algunas de las prácticas formativas ya existentes, para clarificar sus propósitos, definir sus contenidos y justificar la legitimidad de sus metodologías.

 

Por otra parte, la integración a la vida institucional implica para el niño el desarrollo de habilidades sociales que le permitan operar en el nuevo entorno, mediante una coordinación progresiva de las propias acciones con la organización social. Tales habilidades incluyen convenciones,hábitos y expectativas mutuas validadas en cada contexto social y siempre sujetas a revisiones y transformaciones. En consecuencia, el proceso de socialización no debería entenderse como una adecuación pasiva impuesta desde la enseñanza, sino como una incorporación crítica y activa, en la cual cada sujeto aporta propuestas y modalidades propias de actuación en el mundo. 

 

Para favorecer este proceso desde el Jardín de Infantes, las normas han de ser comunicadas y fundamentadas ante el grupo de niños, dando razones argumentales de por qué ciertas actitudes y conductas son preferibles a otras. En consecuencia, respetar a los niños como sujetos de derecho implica también contribuir a que se ejerciten en la comprensión y contextualización de las normas. 

 

En su primera experiencia escolar, los niños construyen representaciones

sobre lo justo y lo injusto, lo correcto y lo incorrecto, los derechos y las obligaciones,

las necesidades individuales y los problemas compartidos.

Es un espacio donde se los inicia en el ejercicio de derechos y responsabilidades

de la vida social. En este ámbito, y desde esta perspectiva,

han de ingresar a los proyectos de enseñanza contenidos propios

de la educación cooperativa, la educación ambiental y la educación vial.

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